Los españoles no se creen la recuperación

Una de cuatro familias afirma estar peor que hace seis meses (sólo un 16% dice que está mejor). La mayoría creen que la economía no mejorará y un tercio de los españoles afirman que es más difícil encontrar trabajo que antes (frente a la mitad que creen que es más fácil) España no va bien porque las familias (nosotros y nosotras, la gente de verdad) no van bien. Y la gente lo sabe.
 
El telediario, fiel a la campaña del PP, nos miente a diario con datos manipulados sobre la "recuperacióin" de la economía española. Pero la gente sabe que es mentira. Ese es el resumen de la encuesta sobre "Indicadores de Confianza del Consumidor" que publicó el CIS la semana pasada.

La encuesta tiene dos lecturas: una económica y otra política.

Primero la economía: Si miramos con atención los datos y sumamos dos y dos, es evidente lo que está pasando. Le preguntan a la gente sus expectativas sobre la evolución económica, social y laboral de España y la mayoría pensamos que seguirá igual o irá a peor. Nos preguntan si vamos a incrementar nuestro nivel de ahorro o de consumo y la respuesta es un contundente NO... Sin embargo la mayoría prevé que la situación económica de su hogar mejore. Aquí parece haber una paradoja ¿Cómo es posible que la gente no vaya a mejorar su ahorro o su consumo pero diga que su situación va a mejorar economicamente?

La respuesta es sencilla... quienes podemos, estamos haciendo lo mismo: pagar deuda. Los hogares que pueden están reduciendo su consumo, no para ahorrar, sino para eliminar deuda con los bancos, que es tanto como decir disminuir "ahorro negativo". Esto tiene unas consecuencias demoledoras para la economía, porque se están sacando cantidades ingentes de dinero de la economía real para engrosar las reservas bancarias. De unos bancos que siguen dando el crédito con cuentagotas, con unos requerimientos de solvencia durísimos y con unos tipos de interés excesivos.


Este es el camino de la "deflación por deuda". Cuando el consumo se contrae porque la gente mete el dinero en el banco (para pagar sus deudas), como hay menos consumo bajan los precios, las ventas, la producción, el empleo, la inversión... y vuelta a empezar. Cada vez más abajo. Mucho más ampliamente que yo y con mucha más profundidad lo explica en esta entrevista Michel Hudson, autor de "Killing the Host". Un libro al respecto que aún no se ha publicado en castellano.

Y no es que quitarse deudas sea malo. Tampoco es que sea malo hacerlo auqnue no hayan mejorado nuestras economías familiares (como es el caso) y tengamos que recortar en algo nuestro consumo para sanear nuestra economía doméstica. Es un acto de prudencia y responsabilidad. El problema es que cuando lo hecemos de forma generalizada, la economía se para y empieza a retroceder. Digamos que estamos pagando deuda por encima de nuestras posibilidades.

La consecuencia política de esta situación es que el panorama es muy oscuro si quienes pretenden gobernarnos no tienen previsto alejarse de la senda del austericidio. Y ese es el caso. En esto coinciden Rajoy, Rivera y Sánchez. Sus recetas apenas si varían en la canrtidad de sal: recortes, privatizaciones y reducción de derechos sociales y laborales. Con eso sólo conseguirán agravar el problema. Las famlias tendrán aún menos para llegar a fin de mes y la economía seguirá contrayéndose.

Por eso nadie quiere formar gobierno sin que los otros se "pringuen las manos" y sean corresponsables al cien por cien de lo que se haga, porque el que entre de presidente va a poner la cara a la política que todos piensan hacer, pero que los españoles vamos a rechazar. Por eso está costando tanto "formar gobierno". Porque no hay muchas ganas de cargar con el muerto en solitario.

Porque esa es la realidad electoral: menos de uno de cada tres votantes eligieron al PP en junio. La gente una cosa tiene clara: no quiere más de lo mismo. Es verdad que el parlamento está muy fragmentado. Es verdad que no es fácil formar una mayoría alternativa (aunque tampoco imposible). Es verdad que para formarla, el PSOE debería empezar por reconocer dos hechos: el primero que sólo la izquierda consecuente puede ser alternativa a la derecha sin complejos. El segundo, que la constitucióin del 78 está caducada y toca reabrir muchos debates, incluido el de la plurinacionalidad, posiblemente con una solución federal.

Todo eso es verdad. Y sin embargo, es la única salida. La única alternativa socialmente deseable que tiene España es un gobierno de izquierda que sin miedo cambie de rumbo y se enfrente a la dictadura de la troika. Es eso... o que alguno de los tres candidatos prosistema se ponga delante del toro de la deflación con todos los españoles haciendo de resignado capote.

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